Como definitivamente esto del COVID 19 no tiene trazas de acabar pronto, y en Moralzarzal continuamos con el confinamiento perimetral, mientras no podamos ampliar el límite de nuestros paseos hemos de seguir reinventando los mismos por el estupendo entorno natural que nuestro municipio nos proporciona y disfrutando las rutas que la ladera de Matarrubia nos facilita.
Ayer, con un día espléndido, antes de que nos lleguen las jornadas invernales que nos anuncian, lo hicimos por el entorno de PEÑALBU.
Llegamos a esta Peña tras atravesar un abigarrado enebral que precede al que puede ser considerado nacimiento del arroyo del valle, no por ser ahí donde nace realmente sino por ser donde se manifiesta con un caudal mayor, en la salida de la finca situada al pie de la misma Peñalbu.
Bordeando la Peña, fuimos ascendiendo bosque a través, disfrutando de estupendas vistas, de una y otra ladera, y de los escasos colores otoñales que aún permanecen en las mismas.
Hasta llegar, en la parte alta de las laderas, a la fuente de la Casa cuyas aguas filtradas y acrecentadas con los aportes de la ladera de Peñalbu son las que parece ser que originan metros más abajo el caudal, antes citado, de este arroyo.
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